¡Bienvenidos!
Autora:
Belem Duarte
Arq. Máster en metodología
BIM
26/07/2021
Arquitecta con Máster en Metodología BIM aplicada a la ingeniería. Soy creativa, investigadora y con iniciativa, pienso "out of the box" y busco continuamente aprender y crecer en el trabajo dentro de la metodología BIM. Pongo pasión en lo que hago, amo la innovación, el trabajo colaborativo, la planificación y la gestión de la información. Me gustan los retos profesionales; los asumo con responsabilidad y liderazgo
Presentación
Capítulo 1: Construcción digital
Hoy en día cuando escuchamos hablar de digitalización o de virtualidad, son palabras que difícilmente asociamos a la construcción, la ingeniería o a la arquitectura. Esto es porque nosotros los que nos dedicamos a la construcción seguimos construyendo igual que hace más de dos mil años!!! Aquí es cuando el lector piensa: "¡Esta mujer ha perdido el oremus!
No es posible que no sepa que ahora tenemos computadoras, plotters, softwares en 3D, realidad virtual, realidad aumentada... ¡si es que la pobre no se entera!". Y tienen absolutamente toda la razón, desde los 80's, el sector AECO (Architecture Engineering and Construction) se inundó de softwares, equipos de medición y ha visto pasar innumerables modelos de computadoras, a la cual más potente. Desde esa década, cualquier despacho de arquitectura o ingeniería que se preciara de ser un "despacho como Dios manda" tenía el software de moda, el plotter o la computadora de marca y estaba enganchado a la última tendencia. Y así, desde hace 40, años seguimos en las mismas.
Sin embargo, utilizar el software de moda o el último grito en la tecnología no significa que estemos digitalizando al sector y sostengo lo dicho: SEGUIMOS CONSTRUYENDO IGUAL QUE LOS ROMANOS.
¿Qué es lo que quiero decir con esto? Pues sencillamente que nuestros procesos creativos y constructivos son exactamente los mismos: conceptualizamos nuestro diseño, lo desarrollamos, hacemos planos y construimos. Las herramientas que la modernidad nos ofrece las utilizamos para hacernos la vida más sencilla, rara vez la enfocamos en aumentar nuestra productividad, elevar nuestra eficiencia y no perder la trazabilidad.
Por ejemplo: puedo diseñar el edificio más moderno con el software de moda o el más caro o, el más potente, pero, ¿qué pasa si cada archivo que tengo lo grabo con el nombre que buenamente se me ocurre? (lo típico que pasa cuando hay cambios en las versiones "casa-perez_final_bueno_ok_okdefinitivo.dgn"). Resulta que, si no me aclaro ni yo misma con la versión del diseño, seguramente a la obra no llegará la versión de planos aptos para construcción o no sabrán cuál es. Aun suponiendo que fuera super ordenada y tuviera un control estricto en mis archivos, cada actor que interviene en un proyecto va a la suya, cada quién ve por su propio proceso e intereses y, aunque esto es legítimo, no miramos por el proyecto y, en consecuencia, descuidamos los intereses de nuestro cliente. Por tanto, aunque yo utilice las herramientas más modernas del mundo mundial, el proceso del activo a construir (casa, hotel, departamentos, oficinas, centro comercial, etc.) es exactamente el mismo que hace 2 mil años:
1. El arquitecto diseña, su proceso puede ser desde el bosquejo en una servilleta hasta el software de realidad virtual más caro del mercado.
2. Cuando termina se lo envía al ingeniero para que calcule la estructura y como es un despacho "como Dios manda" utiliza toda la tecnología en boga aunque va totalmente a su bola.
3. Cuando termina el estructurista, entran las instalaciones, un desfile de contratistas, cada uno con su especialidad; esperando hasta que el otro termine su ingeniería para comenzar la suya. Créanme que en proyectos medianos raramente tienes la suerte de que sea un solo proyectista y, aunque corriera el amable lector con esa enorme suerte, se repite exactamente lo mismo que con el estructurista, cada quien va a lo suyo.
4. Después de un laaaargo "rifi-rafe" entre todos los antes mencionados y un cliente al borde del colapso nervioso, por fin comienza la tan ansiada etapa de construcción.
5. Entonces comienza la obra y probablemente el único que siga del equipo inicial del proyecto sea el arquitecto. Todos lo demás proyectistas han cobrado y se han marchado. El cliente piensa que como ha contratado a los despachos más tecnificados, su proyecto fluirá como el agua, no puede estar más equivocado. Comienzan los problemas: las instalaciones cruzan por trabes, columnas o losas, arquitectura no coincide con estructura, el polígono del terreno no coincide, el proyecto empieza a cambiar conforme se va avanzando en la obra. Contratistas y subcontratistas entran y salen cuando han terminado su trabajo y la historia se repite, cada uno va a su bola. En fin, un verdadero Viacrucis para el pobre cliente.
6. Finalmente se entrega la obra terminada y el pobre cliente piensa que por fin todo ha acabado, pero la verdadera pesadilla acaba de comenzar: la operación y el mantenimiento del inmueble. En esta etapa sale lo que no se previó en el diseño y todos los vicios ocultos de la obra. El inocente encargado de administrar el edificio se da cuenta que los gastos de servicios generales son estratosféricos: que la mitad de las luminarias son innecesarias y que el modelo, aunque elegantísimo, consume muchísima luz; que el sistema de riego de las áreas verdes consume mucha agua potable, que el mantenimiento del equipo de seguridad y vigilancia en insostenible. Un calvario para el pobre administrador y para los usuarios porque tendrán que hacer una "derrama" o aportación extra a su cuota de mantenimiento para no estar pagando durante los próximos 30 años cuotas cada vez más caras.
Imagino que hasta aquí pensará mi querido lector que me encanta quejarme, que nada me tiene contenta y que no estoy proponiendo nada. Pues bien, no se trata de quejarme por quejarme, sino evidenciar porqué al sector de la construcción le urge innovar, incorporar tecnologías, flujos de trabajo y nuevos modelos de negocio. Aquí es donde entra la metodología BIM en acción. Pero ese es tema para otro post...
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